Un guiño del destino

546 Un guiño del destino Sin dar la señal en la entrada guardó el deseo cubriéndolo bien no era lo pensado, o tal vez estaba negado por otros fracasos en piel, fracasos, partidas perdidas erradas, fallidas que el tiempo tatuó con tinta, viva e indeleble para que el recuerdo no olvide que erró. Fue un reto, ir contra el destino esperando un guiño tal vez del azar pues este, no juega de frente moneda a la suerte, perder o ganar, fortuna, que ha trocado a la duda convirtiendo en certeza el supuesto de amar y las bases de aquella quimera ya rebasan los sueños y la necesidad, de los cuerpos, que combaten las horas ansiando que la aurora, no remate su andar pues el alba se ha de hacer del momento y el placer del reencuentro hace desesperar. RICKY ROSE

La piel del deseo

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La piel del deseo

La oscura presa del deseo

enciende el bracero para descubrir

que existe detrás de la sombra

la que en piel asombra, antes de sentir,

fue el tacto tal vez el inicio

que dio paso al vicio para concretar

el ir y venir de los cuerpos

confrontando al tiempo con el paladar,

gustosos planearon el pacto

sabiendo que el acto traería algo mas

pues nadie se arroja de lleno

al vacío obsceno del lecho en su altar.

La noche ya estaba pintada

viva y encarnada en piel de mujer

tan solo faltaba la gloria

para hacerse historia al amanecer,

las sombras ardían en fuego

por el previo juego que su fin logró

dar luz y apagar el bracero

sellando el paseo que en piel se inició.

RICKY ROSE

Segundos eternos

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Segundos eternos

Dio vida a la luna en su cuerpo

para que en deseo se vista de piel

y a un paso del capricho al acto

dejó sin opciones lo que pudo ser,

sin dudas, el cielo echó fuego

e hizo un universo, su otra mitad

consciente, se arrojó al infierno

pues en carne y hueso nadie ha de escapar.

La dicha se hizo de presente

al pasear en punta por su desnudez

victoria, tallada a suspiros

producto del tacto una y otra vez,

no quiso detener la historia

pues la gloria estaba por aparecer

buscada y hallada en su rumbo

se perdió en el mundo del mismo placer,

susurros, dieron el aviso

y un grito preciso dio inicio y final

al cumbre y eterno segundo

que se hizo de tiempo para no acabar.

RICKY ROSE