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Sin dar la señal en la entrada
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guardó el deseo cubriéndolo bien
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no era lo pensado, o tal vez estaba
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negado por otros fracasos en piel,
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fracasos, partidas perdidas
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erradas, fallidas que el tiempo tatuó
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con tinta, viva e indeleble
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para que el recuerdo no olvide que erró.
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Fue un reto, ir contra el destino
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esperando un guiño tal vez del azar
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pues este, no juega de frente
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moneda a la suerte, perder o ganar,
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fortuna, que ha trocado a la duda
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convirtiendo en certeza el supuesto de amar
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y las bases de aquella quimera
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ya rebasan los sueños y la necesidad,
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de los cuerpos, que combaten las horas
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ansiando que la aurora, no remate su andar
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pues el alba se ha de hacer del momento
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y el placer del reencuentro hace desesperar.
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